martes, 8 de septiembre de 2009
Ciruelas
En esta pintura he adoptado el tipo de iluminación que sigue Qiang-Huang. Si habláis con él llamarle Chong Uong, he traladado la pronunciación que él hace del Mandarín al Inglés, al Español. Si no os hace caso es culpa de mi equivalencia.
Como puede verse, hay una parte que queda muy en sombra y otra que contrasta con fuerte iluminación.
Esto me ha recordado, cuando hace diez años recibí clases de acrílico. Eramos cerca de veinte alumnos, mas mujeres que hombres. ¡ Que bien pintaban las mujeres !. Mejor que los tíos. Nosotros nos clasificábamos , según nuestra pintura, en dos grupos; los que opinábamos que pintábamos mucho mejor que los demás y los otros que estaban seguros que lo hacían mejor que el resto. El problema para pintar era que la profesora situaba el bodegon iluminado en el centro y como eramos muchos si te tocaba lejos, veías los objetos como una cagadita de mosca. El lienzo era bastante grande y terminabas pintando la cagadita - perdón por el símil -. Yo entonces procuraba sentarme muy cerca del bodegón, iba con una bata blanca y tenia el pelo gris. Ahora lo tengo blanco. Con ese noble aspecto, parecía un cirujano que acababa de salir del quirófano. Lo aprovechaba repartiendo codazos y patadas hasta situarme lo mas cerca posible. Por supuesto, a cada codazo o patada decía, perdón, me permites y todas esas cosas que se dicen para parecer educado y no desentonar con mi uniforme de cirujano.
Si faltabas a una clase, cuando volvías te podías encontrar con que tu caballete y el lienzo se había desplazado misteriosamente.
Un día que falte a clase cuando entraba, moderadamente jubiloso, con mi caja de pinturas en vez de...
Bueno, ya he escrito bastante.
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